“vale decir preciso, o sea necesito, digamos me hace falta, tiempo sin tiempo.” Mario Benedetti.
A diario escucho en diferentes contextos la frase “no tengo tiempo” como la excusa justificada para no hacernos cargo de lo que realmente nos importa.
Y es que si no tengo tiempo, parece que no nos queda demasiado que hacer.
“Me encantaría hacer ejercicios, pero no tengo tiempo”
“Qué ganas de juntarme con mis amigos, pero no tengo tiempo”
“Hacer este curso me serviría mucho pero no tengo tiempo”
¿De quién depende que tengamos o no tiempo?
En estas situaciones no nos damos cuenta que la responsabilidad de tener ese tiempo es nuestra.
Ya lo dicen por ahí: ¿De quién es la culpa? Del teléfono que suena o mía, que atiendo?
A cada momento tomamos decisiones que afectan nuestra capacidad de efectividad y el logro de los resultados que nos importan.
Existen, por suerte, algunas herramientas que pueden acercarnos al decidir en base a nuestros deseos y no siempre reactivamente, como si no tuviéramos opción.
¿Y si pedimos?
Una de las competencias fundamentales de las personas que logran sus resultados y que tienen tiempo para hacer lo que les importa, tiene que ver con poder hacer pedidos. Lo que sucede es que nos cuesta muchísimo hacer pedidos.
Creemos que debemos resolver todo solos, sin contar con los demás.
Hacer pedidos se transforma hoy en una herramienta clave para poder hacer más efectivamente y sin pagar un costo tan alto.
Postergar nuestros deseos se va transformando en amargura y desánimo.
Pedir nos acerca de una nueva manera a ese tiempo que parece se nos escapa de las manos.
Podemos aprender a hacer pedidos. Podemos entrenar nuestra capacidad para lograr que sean efectivos.
Cuando hago un pedido hay ciertos ítems que no puedo olvidar:
Lo primero es hacer verdaderamente un pedido. ¿Qué quiero decir con esto? Comenzar la frase con “Te pido…” Cuando hacemos un pedido que no se nota que es un pedido, corremos el riesgo que nunca se cumpla.
Solemos pedir disfrazadamente con una pregunta ¿Me harías un certificado? O como deseo “Me gustaría que hiciéramos este informe para el próximo lunes”.
Si lo que buscamos es ser efectivos, comencemos por pedir como se debe y no escondiéndolo.
Otra cosa a tener en cuenta a la hora de hacer pedidos efectivos son las condiciones de satisfacción. Es en este momento cuando doy el detalle de todos los requisitos que se deben cumplir para que el pedido esté completo. Por ejemplo, “Te pido que me entregues el informe sobre sueldos el próximo lunes a las 10 de la mañana. El informe debe estar impreso en hojas membretadas y numeradas. Debe estar también anillado y firmado por el supervisor y el contador. Esto es importante ya que de esta entrega depende la evaluación de desempeño del equipo”.
Hasta ahí el pedido, que está completo en sus condiciones de satisfacción. Ahora el pedido necesita una respuesta. Sólo si la persona a quien le hago el pedido me responde que SI existe una promesa a cumplir. En muchas oportunidades no considero esto y creo que porque lo pedí, se va a cumplir. ¡Cuántas frustraciones cuando no se cumplen lo pedidos que damos por aceptados!
Y claro, el otro no dijo que Sí a mi pedido. Simplemente, no dijo NO. Cuando trabajamos en equipo o coordinamos acciones es muy importante chequear la respuesta del otro. Que no me digan que NO, no significa que me hayan dicho que SÍ.
Empezar a decir que no.
Otra forma que tenemos para poder sentir que tenemos el poder de nuestro tiempo es comenzar a decir que NO.
Muchas veces creemos que al decir que NO vamos a perder la confianza de los demás, se enojarán, sentirán que ya no cuentan con nosotros.
Es una delgada línea pero es fundamental aprender a decir que no.
El NO tiene que ver con el límite, con la dignidad, con eso que verdaderamente no puedo o no quiero hacer.
Vamos por la vida diciendo que sí a todo, asumiendo sin saber, el costo de esta decisión, postergando nuestras cosas importantes en función de la urgencia de otros.
Nadie puede decir que NO por nosotros. Sólo quién elije funcionar de acuerdo a aquellas cosas que son importantes, tiene la autonomía para decir que NO y poder vivir livianamente con eso.
De lo urgente a lo importante.
¿Qué es verdaderamente importante para mí? Esta es una pregunta fundamental para comenzar a tener ese tiempo que tanto necesitamos y que sentimos, se disuelve como arena entre las manos.
Es quizás una instancia previa, de reflexión, en dónde ponemos el foco en aquellas cosas que nos hacen una diferencia, que nos mueven la aguja.
Cuando podemos definir lo que es importante, podemos anticiparnos, podemos diseñar, podemos dejar de funcionar en reacción a lo urgente.
Tener tiempo entonces, ya no depende de los requisitos de nuestros trabajos o “esta vida loca de hoy”. Tener tiempo es algo que podemos conseguir si nos lo proponemos. Tener tiempo es comenzar ahora, que todavía estamos a tiempo.