Comprando recetas
Cada día vemos más empresas ofreciendo productos y servicios de capacitación y también más empresas comprando recetas. Muchas veces existe una marca que otorga seguridad a la hora de elegir y por lo tanto diluye la responsabilidad al momento de contratar. A veces se busca cubrir una necesidad de capacitación detectada, o se quiere acortar una brecha de habilidades y/o aprendizaje en determinadas personas o posiciones.
Si hacemos un paralelismo entre empresas y personas, podemos tomar el ejemplo de concurrir al médico.
Las soluciones que tomamos en el párrafo anterior serían como auto-medicarse comprando remedios que a otros le dieron resultado, hacer una dieta sin tener en cuenta las consecuencias, o complejas cirugías para trabajar en lo exterior y no en lo interior.
Debemos tener en cuenta que el 77% de las personas concurrimos al médico cuando sentimos algún dolor y muy pocos de manera preventiva.
Pensemos por un momento en cualquiera de las consecuencias a corto, mediano y largo plazo de lo planteado anteriormente.
A nivel organizacional no aplicar un Modelo de Diagnóstico Cultural (MDC)® antes de tomar una decisión de capacitación, cambio o transformación puede tener las mismas consecuencias.
Por ejemplo:
- Que en la organización continúe “el dolor”.
- Que se intensifique el dolor.
- Que se curen los síntomas, pero perdure la enfermedad.
- Que se trabaje sobre la superficie mientras que en lo profundo nada cambie y en definitiva el cambio dure lo que dura la obligación.
Para cualquier iniciativa lanzada sin un diagnostico cultural previo, el 80% de la personas se encuentran en una zona de Alto Riesgo de Fracaso.
Tomando nota de esto, un Diagnostico Cultural Individual y Grupal es imprescindible antes de cualquier capacitación, cambio o proceso de transformación. Esto nos permite detectar en qué etapa de cambio se encuentra cada persona, cada equipo, cada gerencia y/o cada sector; y poder determinar cuáles son las herramientas necesarias para llegar a las personas adecuadas en el momento preciso y no malgastar recursos y oportunidades que terminan minando la confianza y la motivación.
Cuando se consulta a las personas en cursos de capacitación ¿Qué los trajo hasta aquí?, las respuestas más repetidas son:
- Obligación – Los obligaron, les comunicaron que debían concurrir en forma mandatoria.
- Comodidad – Porque es en horario de trabajo.
- Presión – Si no concurren suponen que podrían tener consecuencias, como represalias o quedar fuera de alguna promoción.
Esto sucede debido a que las personas que lanzan las iniciativas no están en la misma etapa de cambio que las personas a las que van dirigidas y es natural que así sea, ya que las iniciativas salen desde una etapa de acción y las personas a las que van dirigidas pueden estar en otra etapa en las que ni siquiera están viendo la necesidad de algún cambio.
En llegar a cada persona de la manera justa, con la herramienta adecuada, para la etapa en que se encuentra, depende el éxito de los procesos de capacitación, cambio o transformación. Hoy en día por falta de tiempo, por seguir recetas o por comodidad “auto-medicamos” a nuestras organizaciones en busca de curar “la fiebre” (el síntoma) en lugar de sanar la enfermedad y luego seguir con los comportamientos de una vida sana a nivel organizacional que en definitiva van a dar como resultado una mejora personal,mejores resultados y mayores ganancias.