Llega un punto en el crecimiento de toda empresa familiar que el dueño alcanza un punto de saturación en el que ya no puede seguir haciendo las cosas por sí solo, ya que su tiempo es mucho más valioso en otras áreas que en las prácticas que está realizando y el tiempo es el activo más importante de un empresario.
Su trabajo debe volcarse a establecer una “visión”, una estructura, una dirección y una empresa competente y comprometida. Esto requiere adquirir habilidades distintas a las que lo llevaron a ser exitoso y sustituir prácticas de control por otras de coordinación. Si bien este punto lo toco por arriba, encierra mucho; desde cambio de hábitos y modelos conversacionales más efectivos, hasta la gestión emocional como vencer las ganas de volver a controlar o hacer las cosas por sí mismo.
Este momento es donde se pasa de una “Gestión Empresarial” a una “Gestión Profesional”, y donde muchas veces la familia no es la indicada para ocupar ciertos puestos y deben profesionalizarse o profesionalizar a la familia para que sean los indicados, con esta segunda opción suele suceder que cuando el empresario tomó conciencia no tiene a su familia profesionalizada, y debe repensar planes de sustitución que demoran por los menos 4 o 5 años.
Para algunos afortunados empresarios el momento de profesionalizar la empresa, es algo intuitivo; reconocen el límite en el cual los métodos utilizados transitoriamente efectivos comienzan a ser contraproducentes y reconocen nuevas necesidades.
Para la gran mayoría quizás menos afortunada, ese momento, se reconoce como una sensación una idea vaga de que algo anda mal, de que algo requiere otro enfoque, pero ¿cuál?
Los propietarios de empresas familiares se enfrentan a varios obstáculos al momento de profesionalizar su empresa. Contratar Consultores Externos o un Gerente Profesional para mejorar el desarrollo de la compañía, crea conflictos dentro de la misma, porque es necesario adaptar el proceso a las necesidades de los individuos en los altos niveles y también de la familia en general y; usualmente la personalidad de Gerente Fundador a menudo no esta dispuesto a dejar de su tarea independientemente que el haya seleccionado a la persona.
Algunos obstáculos son:
- Dificultades para delegar responsabilidad.
- Temor a perder el control por parte de la familia.
- Las posiciones de autoridad están probablemente reservadas para los miembros de la familia.
- Falta de confianza en las nuevas personas, ya que no son de la familia.
- Exagerada “lealtad” de los empleados a la familia y produce un efecto doble comando.
Los hijos han visto a sus familiares dedicarle “la vida” a la empresa y ellos no quieren ese estilo de vida o le tienen resentimiento a la compañía por que literalmente les quitó parte de su tiempo con sus padres y muchas veces su idea es venderla y vivir su vida.
Desafortunadamente, no hay soluciones fáciles ni rápidas para los dueños y las familias que buscan sortear estos obstáculos a fin de profesionalizar sus empresas. Esto necesita compromiso, conciencia de transformación y alguien de la familia que tenga el modelo mental y esté preparado para liderar el proceso.
La transición hacia una organización profesional es un proceso que debe priorizar a la empresa. Por eso hay que tomar todos los recaudos para que los problemas familiares no comprometan el proceso poniendo en peligro el desarrollo de la firma.
Planificar y profesionalizar la empresa es algo crucial; si un dueño, con dificultades para delegar, pudiera comprender esto y tomar conciencia que planear su tiempo le permitiría hacer mejor uso del mismo en la empresa y mejorar su calidad de vida y que ambos saldrían beneficiados; quizás manejar una empresa familiar debería ser mas agradable y gratificante y no el camino a que los hijos quieran huir de ella.
Desde FosteringTalent podemos acompañarlos para que logren con éxito este proceso, desde lo técnico hasta gestionando las emociones y realizando el protocolo de familia.
Carlos Mayol – [email protected]